Con la globalización, ¿cree que se está homogeneizando el discurso?*
Del todo... Estamos llegando a aquello que se denomina pensamiento único, a causa principalmente de factores como la concentración de los medios de comunicación o su transformación en grandes corporaciones transnacionales con intereses económicos. El principal problema de esta tendencia es que la ciudadanía recibe un único mensaje por parte de los medios. En lugar de enseñar a la gente a crear pensamiento y conciencia, se predispone a los ciudadanos sólo a escuchar. Y no a pensar.
A efectos prácticos, ¿quién hace de filtro entre los medios de comunicación y el ciudadano para seleccionar de qué se informa y de qué manera?
Los ejecutivos de los medios de comunicación son quienes piensan cada vez de manera más semejante qué es noticia y qué no lo es. El criterio más importante es: ¿la noticia vende o no vende? Los diarios cada vez son más fáciles de leer y menos profundos. Son elementos de entretenimiento, y no de cultura ni de enriquecimiento.
Si otro mundo es posible, ¿otra información es posible?
La información cambia con los cambios generacionales que vienen del mundo de la comunicación. Centenares y miles de personas consultan internet y no leen los diarios, justamente porque no encuentran los temas que les interesan: medio ambiente, derechos humanos... Cuando esta generación llegue a desplazar generacionalmente a quienes ahora tienen el poder en los medios, esto provocará un cambio en las tendencias, valores y contenidos actuales de la información.
¿Qué importancia tiene la información para los países del Sur?
La información en el Sur tiene un gran problema: hablamos de sociedades verticales, donde la gobernabilidad es débil y donde todavía se encuentra a faltar una sociedad civil fuerte.
Tradicionalmente la información siempre ha sido capturada por el Estado como instrumento de integración de los ciudadanos y las agencias de noticias y la prensa han sido casi siempre expresiones del Gobierno. Esto ya está cambiando, y vemos en el Sur un periodismo más participativo. La información, en lugar de convertirse en un instrumento de fortalecimiento del sistema vertical y autoritario, se convierte en un instrumento de apoyo a la ciudadanía.
Pero este es un proceso todavía muy lento, que en el mundo árabe todavía no se ha dado, en África es todavía incipiente y en América Latina se viven momentos de transformación. El gran peligro y amenaza es que se pueda eliminar la influencia política de la información, pero se sustituya por una influencia económica y de intereses.
Internet, las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC)... ¿pueden ser la solución?
Son en gran medida los instrumentos que permiten vincular el mundo, ampliar las relaciones internacionales, crear red, alianzas... Pero yo detecto, principalmente, dos problemas con Internet: hay un agravio comparativo entre el número de personas que tienen acceso en el Norte y en el Sur, y esto crea diferencias de nivel muy preocupante entre sociedades. Un segundo elemento es que hay gente que utiliza Internet con finalidades no especialmente positivas...
¿Las nuevas tecnologías han encontrado su espacio?
Hay pequeños grupos que se han erigido como alternativas al sistema. Las nuevas tecnologías permiten la participación de la ciudadanía, como por ejemplo en el caso de las radios comunitarias, sin necesidad de grandes gastos. Los ciudadanos participan en procesos de creación del mensaje y también en la recepción. Por lo tanto, son medios que habían nacido verticales y que ahora ya no lo son: esto es lo más interesante del nuevo proceso, porque garantiza un sistema más horizontal que con los medios tradicionales.
¿Ve viable un cambio y un proceso de reforma en las instituciones internacionales?
Los funcionarios de los organismos internacionales son tendencialmente más transparentes que la suma de todos los Estados. Kofi Annan y Ban-ki Moon tienen mejores intenciones que la mayoría de los responsables de Estados del mundo. Pero cuando pasan cosas, como Darfur por ejemplo, debe ser el Estado quien debe promover los cambios, las acciones, y no sólo la ONU. Pero claro está que los organismos internacionales son quienes hoy por hoy representan mejor la utopía.
¿Qué papel juega una iniciativa como el Foro Social Mundial en el siglo XXI?
En la medida que miles de personas se reúnen, intercambian ideas y son conscientes de que hace falta cambiar un mundo que no funciona, el FSM representa una fuerza histórica muy importante. A la vez, es un espacio de descubrimiento y reconocimiento de los diversos miembros de la sociedad civil.
No podemos olvidar que hay dos generaciones de esta sociedad: la que nace en los años 60, que se ocupa del desarrollo y que está legitimada por las Naciones Unidas. Y la segunda generación: de lucha contra la globalización y contra instituciones como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, y que tienen precisamente en esta lucha su legitimidad social. Gracias al FSM, las diferentes generaciones se han encontrado y han visto que, aún y tener diferentes ideas y mediante el diálogo, tienen los mismos valores y los mismos adversarios. Y este es el verdadero éxito del Foro Social Mundial.
(*) La Agencia Catalana de Cooperación al Desarrollo (ACCD) es el organismo que gestiona la política de cooperación al desarrollo, construcción de paz y acción humanitaria de la Generalitat de Cataluña.
Del todo... Estamos llegando a aquello que se denomina pensamiento único, a causa principalmente de factores como la concentración de los medios de comunicación o su transformación en grandes corporaciones transnacionales con intereses económicos. El principal problema de esta tendencia es que la ciudadanía recibe un único mensaje por parte de los medios. En lugar de enseñar a la gente a crear pensamiento y conciencia, se predispone a los ciudadanos sólo a escuchar. Y no a pensar.
A efectos prácticos, ¿quién hace de filtro entre los medios de comunicación y el ciudadano para seleccionar de qué se informa y de qué manera?
Los ejecutivos de los medios de comunicación son quienes piensan cada vez de manera más semejante qué es noticia y qué no lo es. El criterio más importante es: ¿la noticia vende o no vende? Los diarios cada vez son más fáciles de leer y menos profundos. Son elementos de entretenimiento, y no de cultura ni de enriquecimiento.
Si otro mundo es posible, ¿otra información es posible?
La información cambia con los cambios generacionales que vienen del mundo de la comunicación. Centenares y miles de personas consultan internet y no leen los diarios, justamente porque no encuentran los temas que les interesan: medio ambiente, derechos humanos... Cuando esta generación llegue a desplazar generacionalmente a quienes ahora tienen el poder en los medios, esto provocará un cambio en las tendencias, valores y contenidos actuales de la información.
¿Qué importancia tiene la información para los países del Sur?
La información en el Sur tiene un gran problema: hablamos de sociedades verticales, donde la gobernabilidad es débil y donde todavía se encuentra a faltar una sociedad civil fuerte.
Tradicionalmente la información siempre ha sido capturada por el Estado como instrumento de integración de los ciudadanos y las agencias de noticias y la prensa han sido casi siempre expresiones del Gobierno. Esto ya está cambiando, y vemos en el Sur un periodismo más participativo. La información, en lugar de convertirse en un instrumento de fortalecimiento del sistema vertical y autoritario, se convierte en un instrumento de apoyo a la ciudadanía.
Pero este es un proceso todavía muy lento, que en el mundo árabe todavía no se ha dado, en África es todavía incipiente y en América Latina se viven momentos de transformación. El gran peligro y amenaza es que se pueda eliminar la influencia política de la información, pero se sustituya por una influencia económica y de intereses.
Internet, las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC)... ¿pueden ser la solución?
Son en gran medida los instrumentos que permiten vincular el mundo, ampliar las relaciones internacionales, crear red, alianzas... Pero yo detecto, principalmente, dos problemas con Internet: hay un agravio comparativo entre el número de personas que tienen acceso en el Norte y en el Sur, y esto crea diferencias de nivel muy preocupante entre sociedades. Un segundo elemento es que hay gente que utiliza Internet con finalidades no especialmente positivas...
¿Las nuevas tecnologías han encontrado su espacio?
Hay pequeños grupos que se han erigido como alternativas al sistema. Las nuevas tecnologías permiten la participación de la ciudadanía, como por ejemplo en el caso de las radios comunitarias, sin necesidad de grandes gastos. Los ciudadanos participan en procesos de creación del mensaje y también en la recepción. Por lo tanto, son medios que habían nacido verticales y que ahora ya no lo son: esto es lo más interesante del nuevo proceso, porque garantiza un sistema más horizontal que con los medios tradicionales.
¿Ve viable un cambio y un proceso de reforma en las instituciones internacionales?
Los funcionarios de los organismos internacionales son tendencialmente más transparentes que la suma de todos los Estados. Kofi Annan y Ban-ki Moon tienen mejores intenciones que la mayoría de los responsables de Estados del mundo. Pero cuando pasan cosas, como Darfur por ejemplo, debe ser el Estado quien debe promover los cambios, las acciones, y no sólo la ONU. Pero claro está que los organismos internacionales son quienes hoy por hoy representan mejor la utopía.
¿Qué papel juega una iniciativa como el Foro Social Mundial en el siglo XXI?
En la medida que miles de personas se reúnen, intercambian ideas y son conscientes de que hace falta cambiar un mundo que no funciona, el FSM representa una fuerza histórica muy importante. A la vez, es un espacio de descubrimiento y reconocimiento de los diversos miembros de la sociedad civil.
No podemos olvidar que hay dos generaciones de esta sociedad: la que nace en los años 60, que se ocupa del desarrollo y que está legitimada por las Naciones Unidas. Y la segunda generación: de lucha contra la globalización y contra instituciones como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, y que tienen precisamente en esta lucha su legitimidad social. Gracias al FSM, las diferentes generaciones se han encontrado y han visto que, aún y tener diferentes ideas y mediante el diálogo, tienen los mismos valores y los mismos adversarios. Y este es el verdadero éxito del Foro Social Mundial.
(*) La Agencia Catalana de Cooperación al Desarrollo (ACCD) es el organismo que gestiona la política de cooperación al desarrollo, construcción de paz y acción humanitaria de la Generalitat de Cataluña.